Aunque yo ya he opositado, esta era la primera vez que me presentaba por Educación Primaria, ya que las anteriores habían sido por Educación Física (ya que tengo la mención) y realmente, aunque iba sabiéndome los temas, lo hacía por probar y ver qué tal me iba, ya que no me tomé en serio las oposiciones; supongo, que esto era derivado a que tenía otro trabajo en el que estaba bien y que tampoco entendía en profundidad el mundo de las oposiciones y la bolsa.
Pero en 2019, mi mentalidad cambió y sabía que quería convertirme en tutora de Educación Primaria por lo que comencé mi carrera hacia la plaza.
Ese curso (2019/2020) tuvimos la sorpresa del Covid-19, por lo que las oposiciones quedaron atrasadas un año (de 2021 pasaban a 2022), por lo que aproveché el año del medio para sacarme el máster de Psicopedagogía (tema que me apasiona y del que he aprendido muchísimo).
Y al final, llegó septiembre de 2021, comenzaba otro curso escolar y retomaba las oposiciones al 100% con nueva preparación. Gracias al haber tenido 2 preparadores/academias distintas, he podido tener más información y diferentes puntos de vista, por lo que al final, realicé un temario mío con ideas de ambos y otras que sumaba basadas en mis experiencias y lecturas. Sin duda, considero que esto me ha resultado muy enriquecedor.
Y ha sido un año frenético. Un año de trabajar con horarios matadores (entraba a media mañana y salía a media tarde) en los que intentaba aprovechar todo hueco libre para estudiar. Un año en el que un día pensaba que no podía más y otro que iba a comerme el mundo; y es que las oposiciones son una auténtica montaña rusa de emociones (mi salud mental y mi círculo más íntimo saben de lo que hablo ya que me han tenido que sufrir). Un año de gastar muchos bolis (como el de la foto) haciendo muchísimos supuestos prácticos y resúmenes mientras elegía el mejor #opoboli para los exámenes. Pero si algo quiero mencionar, es que ha sido un año en el que no he dejado de hacer aquellas cosas que no se repetirían. Muchas veces, veo por redes sociales a personas que paran su mundo para opositar, pero es que, nadie te va a asegurar que después de hacer todo eso, una plaza sea para ti, así que no te olvides de vivir y de poder disfrutar de la gente que hoy sí que está pero mañana no se sabe.
Y llegó junio y con él, los temidos y esperados exámenes. Solo os puedo decir, que después del primer examen (tema) salí llorando porque pensaba que me había salido fatal. Estos sentimientos fueron fruto de que no me había dado tiempo a acabarlo como yo quería y que la persona de delante mía no paraba de pedir folios, por lo que me puso algo nerviosa. Sin embargo, con el segundo examen (supuesto práctico) salí hiper feliz, salieron temas que controlaba y puse todo tal y como deseaba. Esto, me motivó a prepararme la defensa de la Programación Didáctica, y menos mal que lo hice, porque semanas más tarde salieron las notas y era la segunda mejor de mi tribunal.
El día de exponer la Programación y la Unidad Didáctica no estaba nerviosa y eso, que era la última de la tarde, donde mi mayor miedo era que el tribunal estuviese muy cansado; pero la programación era tan mía, las actividades eran de elaboración propia y me la sabía tan bien, que tenía claro que no iba a quedarme en blanco porque la llevaba controladísima. Y cuánto disfruté esa tarde, de verdad, creo que es de los mejores recuerdos que me llevo de estas oposiciones. Salí feliz y lo más importante, satisfecha y orgullosa de todo el trabajo que había hecho.
Y salieron las notas… y me coloqué la primera del tribual, aunque si os soy sincera, no llegué nunca a disfrutar de esas notas, porque sabía que mis méritos no eran muchos y que con las poquitas plazas que había, nos lo jugábamos todo allí.
Y así fue, día de entregar méritos y con las únicas 2 personas que tenía más trato ya me di cuenta de que tenían toda la experiencia laboral completa y que me superaban, así que fui consciente de que la plaza (esa que tanto deseaba) se esfumaba entre mis dedos. Ese día, fue el peor de todo el proceso, lo recuerdo con muchísima angustia y solo quería desaparecer del mundo… al igual que el día que salieron las puntuaciones de méritos y se confirmaron todas mis sospechas: me quedaba a 16 centésimas de la plaza, la 4º de 3 plazas que se daban en mi tribunal, es decir, la “primera de los perdedores”.
Así que, mi mes de agosto se ha basado en intentar recuperarme y cicatrizar este duro golpe e intentar encontrar el lado positivo de todo este proceso, algo en lo que sigo trabajando. Y mi mes de septiembre en comenzar nuevos proyectos y esperar que la bolsa siga corriendo y llegue un puesto de maestra para este nuevo curso.
Al final, somos muchos opositores y hay muy pocas plazas, cada uno de nosotros vivimos una realidad distinta pero a la vez igual que la de otros que están en nuestra misma situación. Solo puedo decirte que sigas avanzando, por poco que sea, ya que a la larga será mucho más que si no hubieses hecho nada. Sé, que algún día lo conseguiré, no sé cuándo, pero no quiero obsesionarme con ello, simplemente quiero saborear el presente y que no me atormente tanto esa idea de futuro.
Te mando un abrazo enorme y, gracias por leerme.
¡Hasta pronto!
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